Paisano y la juventud.
En mis tiempos, ser joven era ser revolucionario. Hoy, tienen «el complejo Peter Pan». Pajeros.
En mis tiempos éramos borrachos y garchábamos por doquier. Hoy se clavan un kilo de merca y hacen su primer millón, y se creen rebeldes.
Vargas Llosa.
Lo critican a MI amigo Mario. Él se casó con la tía para empomarse a la prima. ¡Eso es vida, mequetrefes! Después se hizo conservador. A todo chancho le llega su San Martín.
El Che.
Es insoportable. Vemos juntos a Central con el negro Fontanarrosa, mientras Olmedo se prepara unos chivitos asados. Cuando ganamos porque el árbitro robó el partido para nosotros, sale con la zanata de la justicia, de no robar, de ser inescrupulosamente honestos. No entiende de fútbol. Por eso fracasó como revolucionario.
Alguna vez le pregunté si Castro le soltó la mano. Pero enfrunció el ceño y no me dijo nada. Se apartó de nosotros para fumar un habano mientras miraba por la ventana melancólicamente. Me le acerqué, sintiéndome con culpa, y me mandó a la mierda. Entonces le solté el peor insulto que se le podía decir, ‘anda a cagar, asmático burgués’. Me miró con tristeza, y luego lo abracé. Sacando a Jesús y a mí mismo, es el mejor que ha dado tata dios al mundo.
Cristina Fernández,
Lástima que sea mujer. Sino les podría decir a los bobalicones que la critican: «Que la sigan mamando. Se los dice Cristina Elizabet Fernández de Kirchner».
Hugo Chávez.
No cabíamos en el mismo continente, y me fui. La gente le cree a él, que se le aparece de pajarito a Maduro. A mi nadie me toma el pelo porque me le aparezco de garabato al inmaduro de Pistelli.
Obama.
Nunca le voy a perdonar al chimpancé sin peluche que haya permitido la muerte de MI amigo Muhammar.
Jesús.
No nos llevamos bien. Él me cagó a la Magdalena, nunca se lo perdoné. Lo estaba esperando en su tumba cuando resucitó y nos tomamos un vinito tinto. Me dijo que no contara nunca esto pero tantas veces borracho repetí la anécdota. Por eso me cerró el cielo, y por eso fundé Saint Terriens con el tío de Petroff. A algún lugar teníamos que ir los buenos que nos aburríamos en el Paraíso.
Un día lo vi disfrazado de linyera en una cancha viendo a su equipo (Esto sí no contaré, de que cuadro es) Me le senté al lado y fumamos de lo lindo mientras intentaba hacer unos milagros para que su equipo ganara: Perdieron 3 a 0. Ese día se dijo así mismo, ‘hay que inventar que algún tipo pueda ganar con una mano mía, porque sino estoy listo’. Ese día inventó a Diego Maradona. Se dio cuenta que ese negro tramposo, como él, era lo que necesitaba para volver a ser creíble.
Una vez lo vi como preso en una cárcel a la que me habían llevado por escupir la imagen de la virgen María en plena España Franquista. ‘Con la vieja, no, Paisano’, me dijo compulgido. Ese día me di cuenta que tengo que respetar a los que no creen en lo mismo que yo.
Una vez, en pleno oriente, rodeados de inmundos chinos, me lo encontré disfrazado de misionero. Le dije, ‘los chinos no son una especie humana que puedas convertir a tu credo’. Me contestó que mejor, es muy aburrido andar en el mundo con gente que te alaba hasta los tuétanos, que te pide la vida y la bolsa, y no son capaces de hacer un mínimo de esfuerzo para parecerse en algo a mí.
Jorge Newbery.
Fue un perfecto dandy, de mis mejores amigos. Él quería hacerme conservador, yo que se hiciera yrigoyenista. Nos fuimos con De La Torre, para no desentonar. Él se hizo de Huracán, y yo de Rosario Central. Él anda de farras con ‘ringo’ Bonavena, yo ando haciendo revoluciones en el realismo mágico con el Che… ¡Cómo no me hice del ‘globito’!
China.
Tengo una aversión por los chinos porque tienen los ojitos achinados.
Los chinos van a dominar el mundo a través de supermercados. (palabras de 1998)
No sé que es peor, si los chinos o los japoneses. Lo único que puedo decir es que jamás comeré arroz.
Amo Uruguay, y me llamo Paisanito Pepe Botija (por Mujica), pero desde que me enteré que se dicen a sí mismo «los orientales», sospecho de esa gente.
Paisano y Bush.
En una entrevista, un custodio ingresa y le presenta un artefacto explosivo. “Es el séptimo atentado perpetrado por la CIA”. “Me están buscando porque le mandé flores y cartas de amor a Bárbara Bush, la mamá del actual presidente”.
Tuve una noche de orgías con la madre de Bush, Si hubiera sabido que Georgie iba a ser presidente, lo mandaba a la escuela.
El amor.
Yo amé a hombres y mujeres por igual, se me declaró desacatado. ¡Pobres ustedes y sus miserables vidas de mojigatos que no disfrutan del buen vivir!
Amar, lo que se dice amar, creo que no lo hice. Es el ancla que arrastro en mi vida. Pude ser un buen padre de familia, marido ejemplar. No quise, y hoy estoy triste y solitario camino a mi propio final.
García Lorca.
A nadie amé como a Federico. Su muerte me provocó un simbronazo, porque pude salvarlo. Estaba viendo una película de Buñuel. Su muerte me descubrió la razón de la vida. Enfrentar al poder de los hipócritas, y dejar de tirar la vida por el inodoro.
«Verde que te quiero verde», debe ser el poema que recito cuando me siento mal. Debiera ser obligatorio para la juventud. Hoy confunden el verde con tener más dólares debajo del colchón.
Francia.
Francia se quiere quedar con Saint Terriéns desde los tiempos de Robespierre, porque llevamos nombre francés. No, jamás. Nunca seremos el país que disfrutó la dominación de Hitler.
El gorilaje.
Antes se era gorila tirando bombas en Plaza de Mayo en un acto peronista. Miren a Zavala Ortíz, que terminó como canciller del viejo Illía. Hoy se creen gorila porque miran a Lanata los domingos a la noche.
Pistelli.
Me traicionó. Traicionó a Saint Terriéns. Es un pelmazo con el que jamás volveré a hablar.
Prefiere las sombras que ocultan su pasión. Camina un oscuro sendero para ser alguien que no quiere ser.
Petroff.
Bebíamos de su pico, sin control. Era anticomunista, a mí no me importaba con tal de darle sin limón.
Estamos distanciados porque se volvió un maldito burgués. Yo sigo siendo el anarquista que ponía bombas en el banco Santander.
Franco.
Lo combatí con pasión. Pero los españoles no son un pueblo revolucionario. Hoy siguen prefiriendo ser hijos del «Generalísimo», que andar por la vida a lo Federico o a lo Dalí.
La vida.
Yo fracasé, y pagué. Pero, pero lo poco que les puedo decir es que los garabatos no se manchan.
Quise ser alguien distinto a lo que soy. Pero el Pueblo me aclama por decir tantas pavadas simpáticas. Quise ser un revolucionario, en donde no mande nadie y nos pudiéramos amar sin cadenas. Hoy estamos encadenados, mandados y sin amor.
Cuando Principito me dio su bufanda histórica, salí a recorrer el mundo conocido. Fui amante de Mafalda, amigo de Martín Fierro, rechazado por Madame Bovary. El día que escriba mis memorias, no alcanzarán los árboles del mundo, y tendremos que plantar en Marte.
Muhammar Ghadafy.
Fue el guía revolucionario que escogí para poner patas pa’rriba al mundo. Fracasamos porque no bebía alcohol.